Cada uno lleva su ritmo.

Me levanto a las 7 de la mañana. No sé muy bien porqué pero todos los días me despierto a la misma hora, me da igual que sea lunes o sea sábado, pero antes de las 7 ya estoy dando vueltas por la casa.
Como es pronto para realizar ninguna actividad casera(ya sabéis que si la cocina, que si hacer las camas, colocar algún armario...), me voy a la calle para trotar un rato y así dejo a la familia tranquila en la cama.

El día está algo nublado. El sol quiere hacer su aparición por el horizonte pero sus rayos todavía están debilitados por las nubecillas mañaneras. Empiezo a trotar suavemente, como hago siempre, intentando coger mi propio ritmo.

Realizo el recorrido típico alcalaíno saliendo de casa por el barrio del ensanche atravesando todo el camino de arena que va por detrás del centro de especialidades hasta llegar a los paracas, sigo hasta el hospital y aparezco en las instalaciones deportivas de la universidad de Alcalá.

Las 9 de la mañana. Ya hay varios deportistas realizando su actividad preferida. Veo un grupo de amazonas montadas a caballo. Aquí también hay una escuela de hípica. Luego están los típicos deportes universitarios, como el padel, el tenis, el atletismo, tiro con arco... y algún intrépido realizando escalada.

Vuelvo para casa realizando el camino inverso. Me cruzo con muchos corredores y cada uno lleva su propio ritmo. Yo diría que llevo un ritmo intermedio, tirando hacia abajo, la mayoría van más rápidos que yo.

Pero con emoción veo que hay un abuelete con muletas realizando su típico recorrido matinal. Creo que lo puedo alcanzar. Mantengo mi ritmo y continuo con paciencia. La lógica llega y alcanzo al abuelte. Bueno a alguno tenía que adelantar. Je¡Je¡

Llego al parque donde realizo mis estiramientos. Ligero paseo hasta llegar al portal. Duchita de rigor y a realizar las tareas de la casa.

Hoy he llegado a mi meta.

Lo importante es participar.