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30 marzo, 2012

Cuando el atleta cae y ya no puede levantarse

Parafraseando el titulo del reportaje que publica hoy el periódico Marca sobre la decepción sufrida por Chema Martinez en el maraton de Barcelona y que le pone muy difícil su participación en Londres (pinchad el link creo que merece la pena verlo y sobre todo escucharlo).
Plasma la frustración de no ver el objetivo cumplido, pero sobre todo de la capacidad para superar ese momento, donde toda persona tiene que enfrentarse a ese punto de inflexión que marca el declive de los años y que, irremediablemente, a todos nos llega tarde o temprano. Es lo que viene llamándose vulgarmente la crisis de los 40 y en algunas facetas resulta difícil enfrentarse a ella, todo pasa por un proceso de metamorfosis donde debemos reinventarnos y ser conscientes de nuestras limitaciones o de lo contrario, nuestras frustraciones impedirán que sigamos evolucionando como seres humanos.

Yo estoy actualmente en este proceso, experimentando este cambio en varios aspectos de mi vida, por hablar del mas liviano y cercano a vosotros, pondré como ejemplo mi trayectoria como atleta popular, mi mejor experiencia como deportista (también practique fútbol a nivel de competición, que me dio otro tipo de satisfacciones y también de anhelos, quizás porque entonces era mas joven y al ser un deporte de equipo los objetivos eran compartidos)
A mi la pitopausia atlética me llego justo después de correr mi primer y único maraton, la falta posterior de objetivos y unos inoportunos brotes de lumbalgia, me dejaron en el dique seco durante muchos meses. Poco a poco, volví con el deporte, primero con natación y poco a poco, metiendo sesiones de gimnasia, un poco de bicicleta... Cuando decidí volver a correr, las cosas habían cambiado, mis sensaciones físicas, mi deseo de salir a entrenar, mi entorno, no era lo mismo. Como consecuencia a todo esto, seguía sin encontrar la motivación adecuada y lo mas importante no disfrutaba corriendo. A finales del año pasado intente timidamente probar con el triatlon buscando nuevas sensaciones, pero la experiencia estuvo bien y punto, no veía a mi cuerpo soportando toda esa carga de trabajo.

En estos momentos, sigo inmerso en la busca, intentando asimilar que ya no podre superar aquella marca y que el deseo de competir, debe convertirse ahora en un deseo por participar, esto es duro y difícil para los que no nos conformamos con ser meros espectadores, como dijo alguien una vez: "Todo hombre merece su momento de gloria" y el atletismo, me daba muchos de esos momentos.
Vimos caer antes a nuestros ídolos, los mas grandes, nuestros padres. También a deportistas que admirabamos mucho. Ahora les llega el turno a Chema y Gebre, dos grandes ejemplos de longevidad deportiva, ilusión y trabajo, están a punto de perder su ultimo tren y otra vida les espera a la vuelta de la esquina, pero espero y deseo que antes, tengan el placer de despedirse como se merecen, viviendo sus ultimas olimpiadas. Deben estar allí, no por lo que han hecho, sino por lo que todavía pueden hacer. La carrera pone a cada uno en su sitio y su sitio este verano esta en Londres.

Gracias por todos esos momentos.

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